Leemos , vemos en los medios de comunicación que nuestros hijos cada día tienen menos educación,luego la culpa siempre recae en los mismos,profesores e instituciones, pero nunca , nunca miramos en la base del problema. Educar requiere un tiempo y un esfuerzo que en esta nuestra sociedad ha olvidado, frases como predicar con el ejemplo ya carecen de sentido si en cualquier cola los supuestos educadores , se cuelan. Si al ocupar una acera, no dejan pasar al que viene de frente,a la persona que va cargada, si son incapaces de sujetar una puerta para facilitar la salida del que les precede,todos estos pequeños detalles y muchos otros que podría añadir que le hacen la vida más agradable al prójimo y en definitiva a uno mismo.
Nos quejamos de tantas cosas que hacemos todos los días. Mi hija el otro día volviendo de una playa me comentaba un poco extrañada,esos niños me han saludado al cruzarse conmigo en el camino,claro que ella eso lo había visto en adultos y no en todas las ocasiones, pero en niños eso no le cuadraba,entonces le expliqué que había niños como ella, bien educados, aunque no los encontrásemos a menudo, y como padre me sentí muy orgulloso de mi hija, esa futura adulta educada , como se debe sentir mi madre al ver que sus hijos también son así.
Ahí en ese lugar está la educación y la enseñanza en cada gesto en el día a día y en el buen ejemplo.
Por que si vas a empujones por la vida y queriendo imponer tu voluntad , tu hijo te encerrará en un asilo ,venderá tu casa y no te volverá a visitar,y tu todavía te preguntarás,¿Por qué le enseñaron tan mal?
mirándote otra vez el ombligo incapaz de ver que tus actos son los que hablan de ti, no tus bienes y logros personales en la vida.
Y si no pensarlo, flexionarlo un poco y luego me contáis.
